La Casa Abandonada y su Misterio: Historia de Terror Real en el Pueblo
La leyenda de la casa abandonada
Cuando era niño había una casa en las afueras de mi pueblo que todos evitábamos. Sus ventanas estaban rotas, las puertas colgaban apenas de las bisagras y la maleza parecía querer tragársela entera. Los adultos decían poco, pero los murmullos en la tienda y en la plaza eran constantes: que nadie aguantaba mucho tiempo viviendo allí, que algo oscuro rondaba entre sus paredes. Para nosotros, los niños, era una mezcla de miedo y fascinación.
La primera familia que se atrevió a habitarla
Una familia joven llegó un verano, con la ilusión de comenzar de nuevo. Pintaron las paredes y colocaron cortinas, pero pronto los rumores regresaron. Se escuchaban pasos en los pasillos cuando todos dormían. Una noche, la madre encontró a su hijo pequeño hablando solo frente a la puerta de la habitación de los niños. Cuando le preguntó con quién hablaba, él respondió con naturalidad: “Con la señora que vive aquí”. Semanas después, se fueron sin despedirse, dejando tras de sí un silencio que pesaba más que cualquier palabra.
El segundo intento: más sombras y miedos
Pasaron algunos meses antes de que otra familia se instalara. Esta vez eran forasteros que no conocían las historias del lugar. Al principio todo parecía normal, pero pronto comenzaron a suceder cosas extrañas: las sillas aparecían volteadas en la cocina, los espejos se empañaban aunque no hubiera vapor, y algunos vecinos aseguraban haber visto una figura blanca cruzando el patio en las madrugadas. Una noche, el padre salió gritando a la calle con el rostro desencajado. Al día siguiente la casa estaba vacía. Dejaron atrás muebles, juguetes y hasta ropa.
Un misterio que persiste hasta hoy
Con el tiempo, la casa volvió a quedarse sola. Nadie más se atrevió a vivir en ella. A veces, cuando paso por ahí ya de adulto, siento el mismo escalofrío de cuando era niño. Las ventanas rotas parecen observarte, y el viento que se cuela por las rendijas suena como susurros. Algunos dicen que aún se escuchan risas o lamentos al caer la noche. Otros prefieren ni mencionarla. Lo cierto es que, hasta hoy, esa casa sigue en pie, desafiando al tiempo y guardando sus secretos.


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